Autor: Fernando Callegari

Vuelta de página 0

Vuelta de página

Cuando el ruido de la balacera al fin cesó, el lugar quedó sumido en un tenso silencio de incertidumbre donde lo único que alcanzaba a percibirse era el aroma acre de la muerte. El inspector Martelli improvisó un vendaje sobre...

el carrusel de la vida 3

El carrusel de la vida

—¡La puta que te parió! —me gritó el tachero cuando intenté sobrepasarlo por la derecha—. ¿A dónde te querés meter? Saqué la cabeza por la ventanilla para devolverle la puteada, al tiempo que metía un rebaje a tercera y me...

Post Mortem 6

Post mortem

Cuando por la mañana el doctor Lozano ingresó a la morgue, hacía ya más de veinte minutos que la policía se había retirado. —Trajeron trabajo —le informó Cora, su secretaria, señalando con un giro de cabeza los tres cuerpos que...

El libro oculto 12

El libro oculto

La providencia (o quizás los hilos movidos por alguien cuyo nombre desconozco) me llevaron una tarde a las calles de Raghpután, un pueblito dormido al borde del Himalaya, a unos ciento cuarenta kilómetros al noroeste de Katmandú. Conducía camino a...

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La lección de Literatura

—¡Pleonasmo! —sentenció la de Literatura—. ¡Esto es clara y redondamente un pleonasmo! —¿Un pleo qué? —pregunté incrédulo, convencido de estar escuchando ese término por primera vez en mi vida. —Pleonasmo alummmno. —Y extendió la m de la palabra alumno como...

El pase del siglo

En el preciso momento en que la pelota cayó a sus pies, al borde de su propia área, Arturo Sequeira supo que cada instante vivido en los últimos meses tan solo había tenido como objetivo justificar ese momento, y que...

Rebelión

«Está en la naturaleza humana rebelarse contra el orden establecido». Carlson Weston   Ni los eruditos de la inteligencia artificial ni aun los más prestigiosos docentes de la cátedra de Alquimia Informática fueron capaces de explicar cómo Alex de Vita,...

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Libre

El aroma áspero del café recalentado y el tocino frito me transportan a la mañana en que vi por primera vez a Kenny G. Mi amo, el señor Mackenzie, me había llevado como asistente a la plantación de algodón de...

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El vuelo

 … Y al fin pudo volar. Dejó caer al suelo su gabardina azul y se lanzó al vacío desde la terraza del edificio más alto que encontró. Primero fue una caída libre; el aire frío y el pánico estrellándose contra...

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El oso

          La columna de humo proveniente de la chimenea ascendía mansa hasta perderse por encima de las copas más altas. En el interior de la cabaña, el aroma a guisado saturaba el ambiente de un entrañable...

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