Cuento – discurso de cierre de las Tertulias 2012

Germán mira el reloj: 1:53 de la madrugada. Opina que para mañana, la mejor manera de cerrar el año será leyendo un cuento propio. Habrá un montonazo de gente. ¿Qué mejor oportunidad? Uno nunca sabe quién está entre el público. De acá al Bailando podrían separarlo un par de pestañeos. Se imagina el éxito: él leyendo un cuento mientras la sueca de Tinelli baila en el caño.

Bosteza.

Busca un par de cuentos que tiene escritos, uno menos peor que otro. Mala idea. Se enoja. Va al Facebook. Mira fotos, un poema de García Márquez que nunca escribió con un paisaje de fondo, bien a tono con un tema de Kenny G. Se cuelga mirando otras cosas, todo un universo multimedial al alcance de un clic. Se aviva que está perdiendo el tiempo. Quiere cerrar la página, le tiembla el dedo. Agoniza, pero se sobrepone. Ha vencido a Internet. Musiquita triunfal de fondo. Es un héroe cavernario.

Bosteza

¿Y si en vez de un cuento dijera un discurso? Busca el celu, pone el cronómetro y comienza con la posible alocución de mañana. “Buenas tardes, gracias por venir. Ehhhm… Los libros están buenísimos, ¿no? Mmm… Ma, sí, saludos a la señora y los chicos. ¡Ah! Feliz Navidad”. Para el cronómetro. Recuerda haber amagado con un discurso de dos horas que, ni incluyendo a los Reyes y las Pascuas, llega a los dos minutos. Además, el año pasado se quiso hacer el orador y a mitad de la blableta comenzó a moquear. Un papelón.

Bosteza

No le queda otro remedio que escribir un cuento. Piensa en un tema. ¿La lámpara del salmón? Podría andar. “Había una vez un salmón que vendía lámparas quemadas bajo el mar…” ¿y dónde si no? ¡Es un salmón, no el hermano mayor de la Salma Hayek. Chiste malo. Cambia de tema. Indigestión neurolingüística. ¡Ese está bueno! Le hace un ossssso al Facebook pero el Google lo taclea. En una de esas a alguien se le ocurrió un cuento de salmones o de neuro-no-sé-qué que podría copiar y listo.

Bosteza de nuevo.

Cierra los ojos para concentrarse, como los genios de la literatura.

Momentos después, un pip lo saca de su inspiración. Abre los ojos y ve una luz blanca, prístina, inmaculada. Es la del monitor al que le pegado un frentazo. Otro pip y otro más. La notebook le avisa que se está quedando sin batería.

Germán mira el reloj: 3:03 de la matina.

No sabe cómo pero en la pantalla quedó abierto el Google Maps, se busca y saca las coordenadas exactas de dónde está ahora: -31.4201245 de latitud y -64.1787814 de longitud. En otras palabras, es un punto negro en la espalda cuadriculada de la ciudad. Un píxel al que el destino podría barrer de un pellizco.

Se ve que el descansito le hizo bien porque el chip se le enfrió y se le ocurren cosas, como que el cuento podría tratarse de la antología.

Recuerda las noches en que se acostó a esa misma hora, editando texto por texto. Lejos de putear, lo hizo con gusto. Y más que gusto, placer. Lloró con algunos cuentos, rio con otros. Siempre se sintió un voyeur. Cada cuento fue el ojo de una cerradura por la que espió a su autor.

Germán mira el reloj: 7 y pico de la tarde.

Efectivamente, hay un montón de gente, como supuso a la madrugada.

El pecho le quema, pero con plumas de fénix. Se llama orgullo. Piensa en el tiempo que llevaba sin sentir eso que hace latir el doble de rápido y respirar el triple de hondo. Siente una brisa donde no la hay. Una de azúcar. Se llama gratitud. Gratitud porque sus contertulios le prestan este espacio llamado Tertulias para escribir y encima tienen la gentileza de hacerle creer que es propio.

Germán ya no quiere mirar más el reloj. Le encantaría que el tiempo dejara de existir, se congele o cualquier cosa que prolongue este momento ad infinitum.

Germán mira la antología y recuerda que él es un punto, uno que ahora brilla. Brilla en constelación con otros que siente muy cercanos, a apenas unos pasos, más exactamente a un alma de distancia.

Acerca de Germán Maretto
Creo en lo que creo

7 Respuestas

  1. GRACIELA dice:

    german, DIVINOOOO!!!! que pena no estar en Cba pero la verdad me encanto, muy bien 10!!! que buena idea , todo perfecto y asi no lloro ni llanto, aunque estabas tan contento que seguro lagrimeastes a morir!!!!!
    un beso y nos vemosssssssssssssssssss

  2. Genial! El día del cierre no lo pude escuchar bien por el sonido. Me identifico totalmente con los tackles de internet…

  3. que bonito!! lo leíste?? un punto en constelación con otros y hacemos un universo de palabras. gracias por la astronomía de este libro.

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