Mi último sueño

Me desperté sobresaltado. Me tomé unos segundos para recuperar el aliento, mientras, en el silencio de la noche, podía sentir cómo el acelerado latido de mi corazón se normalizaba.

Empapado en sudor, me percaté de que estaba en mi habitación. Eso me tranquilizó, aunque permanecía la sensación que me había dejado mi último sueño. Solo recordaba ver una luz antes de despertarme, pero creí que ese sueño estaba irremediablemente vinculado a mi destino.

Decidí ignorarlo. Después de todo, siempre había sido un tipo ansioso, así que a lo largo de los años había aprendido a lidiar con este tipo de pensamientos. Me levanté a tomar un vaso de agua, fui al baño y me cambié la remera. Volví a acostarme, cerré los ojos y, después de dar vueltas en la cama por varios minutos, me dormí de nuevo.

 

***

 

Volvía a mi casa de noche, con una tenue lluvia que no llegaba a impedirme ver a través del casco. La calle estaba vacía y bien iluminada, pero, de todos modos, conducía la moto sin acelerar más de lo necesario, prestando atención en cada esquina y evitando cualquier imperfección en el asfalto. Cuando estaba en la cama, las noches de lluvia me resultaban sumamente placenteras y relajantes, pero cuando tenía que estar afuera, no hacían más que agudizar mi habitual ansiedad.

En eso estaba pensando cuando, al llegar a una esquina particularmente traicionera, intenté frenar, pero la moto no me respondió. Al menos, no como quería: a mis intentos de reducir la velocidad, respondía acelerando.

La lluvia era cada vez más fuerte. Esto no impedía que la moto avanzara, imperturbable. Luego de tratar de saltar del vehículo y verme atrapado por él, intenté desestabilizarlo cambiando de dirección violentamente. Fue en vano, ya que la moto seguía su trayecto, inalterable.

La lluvia ya era torrencial, y empezaba a fallar la luz de los faroles y la de la propia moto. En cuestión de segundos, estaba completamente a oscuras. La moto iba a una velocidad que hubiera creído imposible. De a ratos se elevaba, contra toda lógica, separándose del suelo en algunos tramos.

Como había perdido el control, me di por vencido y me entregué a mi irremediable destino. Tan solo me quedaba la esperanza de que todo terminara lo antes posible. A esas alturas, a la velocidad que iba, ya debía de encontrarme en la ruta y dejado atrás la ciudad. Lo comprobé cuando, por fin, vi una luz: la del camión que se cruzó en mi camino.

 

***

 

Cuando volví a despertar, apenas podía percibir lo que me rodeaba. Concentré mis energías en recuperar el aliento. Mientras me esforzaba por respirar, vi mi moto, tirada junto al asfalto. Mis ojos volvían a cerrarse y recordé mi último sueño.

6 Respuestas

  1. Beatriz dice:

    Muy bueno. Me atrapo

  2. Marcela dice:

    Excelente, Santiago! Felicitaciones!

  3. Victoria Karamazov dice:

    Muy bueno Santiago, un texto súper ágil… Felicitaciónes!

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