Quince años ya…

Quince años ya… Hacía días que venía pensando en escribir algo al respecto. Si pudiera retroceder en el tiempo, me oiría diciendo que dar un taller de escritura sería de las últimas cosas que haría en mi vida. Sin embargo, aquí estoy, pensando justo lo opuesto: si tuviera que dejar de hacer cosas, coordinar las Tertulias para escribir, sería de las últimas. La razón es muy sencilla: me hace muy feliz ver el crecimiento en la escritura de cada quien que forma parte de este gran colectivo.
Quince años y todavía me acuerdo de la gran escalera que había que subir para llegar al lugar que nos habían asignado en la Biblioteca Córdoba: la última sala del segundo piso, pero que equivalía a subir cuatro por esa centenaria escalera y, si no se aprendía a escribir, al menos se agarraba estado físico. Su entablonado tenía caries y piezas faltantes y su techo no paraba ni el frío, ni el calor y a la lluvia casi, porque las goteras se solidarizaban con el cielo cada vez que se le ocurría llorar. Finalmente, con los resultados que fueron viendo, las autoridades de aquel entonces comenzaron a confiar más en el proyecto —un tanto disruptivo para lo que entendían que debía ser un taller de escritura— y nos cambiaron el lugar de dictado por uno en la planta baja y mucho más decoroso, con una pizarra en la pared y no la que improvisamos sobre dos sillas de plástico.
Por supuesto que en estos quince años cambiaron muchas cosas: todos los presidentes del mundo, hasta un Papa e incluso se murió la reina de Inglaterra, a quien todos sus descendientes habían incluido en sus testamentos por las dudas los sobreviviera. Bueno, esto último es una mentira (creo), pero que la verdad nunca nos arruine un buen cuento.
Así como el mundo, las Tertulias también fueron mutando. No de presidente, porque todavía no somos una república (todavía), pero sí podría mencionar que pasamos de ser un taller de escritura libre, sin mucha más pretensión que lo lúdico, a ser un taller enfocado en narrativa, dividido en niveles, y que equilibra la teoría con la creación, la corrección y la edición. Los resultados del cambio —que fueron graduales— saltan a la vista: hay cuentos y novelas que han sido publicados y galardonados, con lo cual no es solo una opinión unipersonal. Para comprobarlo, basta con hacer clic aquí.
Sin embargo, hubo un cambio trascendental que tuvimos que implementar casi de la noche a la mañana. Fue en el 2020, cuando el mundo no se paró, pero sí se encerró… y nosotros decidimos ir a contramano, abriendo nuestro taller al mundo. Gracias a la tecnología, hoy pueden ser parte de las Tertulias para escribir personas que, para poder verlas a todas juntas en Google Maps, se tendría que achicar la pantalla hasta hacer entrar América, Europa y Asia. Claro que perdimos el contacto de lo presencial, aunque solo un poco, porque hacemos reuniones periódicas en Córdoba y en Buenos Aires. A cambio, ganamos un montón: ahorro de tiempo, de transporte, comodidad, compartir con gente de distintas culturas… y estoy seguro de que se me están pasando un par de beneficios más, pero no quiero que este párrafo se parezca a una publicidad de suplementos vitamínicos.
Para no irme más largo —la cultura de la brevedad instalada así lo exige—, quiero llegar al punto central: si sos o has sido parte de las Tertulias, te agradezco por haber sido parte de estos quince años que han pasado. Si tenés previsto serlo, te agradezco de antemano por los años que vendrán. De seguro nos esperan más cambios, y estará en cada uno de nosotros hacer nuestra parte para que sean buenos.
Muchas gracias por este espacio, Germán.
Abrazo enorme.
Felicitaciones, Germán, por el trabajo que hiciste durante estos años. Además de ayudarnos en una diciplina que para muchos nos era lejana, creas grupos amenos, en los que es muy grato compartir nuestros escritos y la interacción nos desafía y ayuda a mejorar cada día.
Grande, German!!
Las tertus nos acercan mucho
Abrazo
Felicidades Germán por estos primeros quince años y yo se que vas por muchos más, no solo aprendimos en el hasta quizás frío que tiene el aprender, las Tertulias le dieron calidez a nuestras vidas con tantos buenos momentos compartidos que se hicieron parte importante en nuestras vidas, vamos por más y BUENA CACERÍA!