Lágrimas

El leñador levanta su arma y la descarga sobre el árbol añoso. Después de unos cuantos golpes nota las lágrimas que corren por sus ramas. Se detiene, descubre entonces que las heridas se abren  y de ellas brota un gemido ronco. El roble grita su dolor.

-¿Qué he hecho?- aúlla en la espesura. Avergonzado tira el hacha. Con su chaqueta cubre las llagas sangrantes. Se levanta y huye.

En la primavera unos brotes anuncian que el árbol no está muerto. Las hojitas verdes y frescas dan un nuevo vigor al lugar. Los pájaros se posan en sus ramas y hacen sus nidos en los huecos.

El bosque recobra sus colores y sonidos en la infinitud de la eternidad.

2 Respuestas

  1. Melisa Arias dice:

    Conmovedor, realmente. Amé la imagen del árbol que expresa su dolor y la del leñador que lo siente.

    • Gracias Melisa, me gusta, ya lo dije, este intercambio entre tertuliantes porque nos enriquecen. Creo sinceramente que tantos las plantas como los animales, sienten lo que les hacemos, bueno o malo. Una vecina tenía un jazmín que no prosperaba hasta que le comenzó a hablar. Se puso hermoso. Cariños

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Contenido exclusivo para quienes pertenecen a nuestros talleres.