Decime Hortensia, ¿qué hay más allá del otoño?

Imagino tu cara ante esta pregunta. Te cuestionarás que te quiero decir, porque después del otoño, sigue el invierno. En realidad me estoy refiriendo al otoño de nuestras vidas.

Siempre nos quisimos un montón y, además de ser primas, fuimos muy buenas amigas. Recuerdo que tu mamá siempre decía que tenías que buscarte chicas de tu edad, que me llevabas diez años, pero preferías estar conmigo.

Te cuento: esta mañana, cuando salí del dentista con mis tres dientes nuevos, perfectos, formando ya parte de mi boca, sentí que las lágrimas me nublaban la vista. Creo que este hecho tan sencillo y normal me hizo un ruido tremendo y volví a otro momento tan triste como éste.

Cuando cumplí los setenta, me encontré mirando por la ventana a los chicos ir a la escuela riendo y a las vecinas barriendo la vereda (momento que siempre sirve para intercambiar chimentos), y sentí vergûenza por estar espiando la vida de los otros. Es como si la mía hubiera desaparecido. En cierta forma es así: ahora las manos me tiemblan, las rodillas me hacen renegar, el bastón se me cae siempre, y debo anotar los horarios de los medicamentos para no olvidarme de tomarlos. Es verdad que la vida se parece a las estaciones del año y nosotras estamos en pleno otoño. ¿Cómo vivir entonces esta etapa? No estamos preparadas para los achaques, para los olvidos, para los afectos que hasta ayer nomás estaban aquí y ahora tan lejos nuestro. No estamos preparadas para la muerte y cada día se nos acerca más.

Querida prima, espero con ansia tus palabras. Siempre encontraste las justas para cada situación y tu carácter alegre me levanta el ánimo. Cuento con vos. Sé que físicamente estás pasando por un momento no tan agradable. Pero según tu hija los llevás con alegría y agradecés a Dios cada día que te regala. Quisiera que me contagiaras tu sabiduría, esa forma tan especial de entrar a la tercera o cuarta edad…que se yo. Cuando escucho que nos llaman “ancianos”, a algún descocado que nos dice “viejos”, o a los educados que nos tratan como “adultos mayores”, se me estruja el corazón. ¿Saben acaso ellos que significan todas estas palabras? ¿Cómo se siente nuestro cuerpo o nuestra alma?

¿Me escribirás pronto? Te quiero como siempre, mucho.

Vilma

 

1 respuesta

  1. Me gustó. No es un cuento, o al menos, no respeta su estructura.
    Tiene más la de una introducción y una carta.
    Bastante lineal diría un mentor de por ahí.

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