Un ovni en mi patio

Dora había reunido a sus amigas. Quería contarles qué sabía sobre el suceso que las había conmovido a todas, la desaparición de Zulma. Había encontrado su diario íntimo.

Se tomó un tiempo y como cada vez que se reunían, les sirvió el té y les ofreció un trozo de su tradicional torta de manzana. Pero esta vez nadie disfrutó del momento, las tazas quedaron por la mitad y la torta ni se tocó. Dora trató de hablar pero las primeras palabras salieron roncas, ahogadas. Mostró un viejo cuaderno de tapa roja que en la etiqueta decía: “Esta es mi vida, como yo la siento”. Aclaró Dora que por respeto a tan querida amiga, sólo iba a leer desde lo que suponía era el primer día del misterio. En la sala se hizo un silencio pesado y tenso.

Lunes 3 de marzo

Me levanté para ir al baño y tomar un poco de agua. Cada vez que busco la botella en la heladera me digo que por qué no me llevo una y la dejo en la mesita de luz, pero me olvido.

Me quedé un rato mirando por la ventana y entonces observé algunas luces en el patio, detrás del nogal. Es un árbol de gran follaje por lo que salí para ver mejor. ¡Casi me desmayo! Un pequeñín estaba a mi lado. No medía más de un metro, su piel era gris, cabeza grande, piernas y brazos finitos, ojos negros ovalados con un brillo indescriptible.

Tantos años de docencia me da un cierto manejo de los niños que es lo que creí que era. Nos miramos largamente. Algo así como una sonrisa apareció en su boca pequeña, yo también sonreí.  Me tendió su mano y le dí la mía, me inspiró confianza. Mientras me guiaba hacia las luces sentí como que flotaba en un nimbo.

Detrás del árbol me encontré con un aparato en forma de plato, de color blanquecino con luces de diferentes colores que danzaban a su alrededor iluminando el entorno, sólo se oía un zumbido de regular intensidad. Lo miré como diciéndole “¿qué es?”. En mi cabeza recibí la respuesta “mi transporte, me trajo de mi tierra hasta tu casa”. Sentí pánico, acababa de confirmar mi más oculto temor, era un alienígena y se trataba de un plato volador. Solté su mano y no sé cómo logré mover mis piernas, corrí hacia mi casa, cerré la puerta, bajé las persianas, me acosté y como cuando era una niña me tapé con las sábanas.

Algunas risitas tontas quebraron un poco la tensión, Hilda dijo entonces:-Zulma es tan miedosa, una noche me llamó llorando porque una sombra se había metido en su casa haciendo un ruido raro. Crucé la calle y me tenté cuando descubrimos que la sombra era un gato negro que había entrado por la ventana. Le dije que bajara las persianas aunque se cantara de calor.

Dora siguió leyendo:

Martes 4 de marzo

Todavía estoy temblando, anoche no dormí nada y esta mañana, tremendamente cansada, me levanté como a las once para tomar un poco de cacao con leche. No se que hacer, llamaría a Dora, pero sabiendo cómo piensa me dirá que lo soñé. ¿Lo habré soñado?

-Me conoce como yo a ella, tantos años de amistad! Dora se tomó su tiempo y  continuó.

Miércoles 5 de marzo

¡Me quedé dormida! Cuando desperté el sol se filtraba por las rendijas de las persianas, era el mediodía. Miré a través de ellas pero no ví nada distinto. Estaban las plantas de siempre, las de las macetas un poco amustiadas, claro dos días sin regarlas, pero no salí. Puse la televisión y pasé el día frente a ella sin saber lo que veía. Mi mente volaba hacia el ovni y su extraño tripulante, en el patio, en mi patio.

-No creo nada, es pura fantasía- acotó nuevamente Hilda, era como que la situación la hacía hablar sin parar.

Jueves 6 de marzo

Fue una noche de terror. Golpearon varias veces y en distintos momentos la puerta de atrás. No contesté, en un impulso me escondí detrás del sillón hasta que no oí nada. En cuatro patas me fui a la cama y ahí permanecí tapada y transpirando a mares.

Viernes 7 de marzo

Se que todo es una locura, dudo realmente de lo que vi. Pudo ser una pesadilla. Necesitaba ayuda, llamé a Dora. El contestador respondió:- es la casa de Dora, dejá tu mensaje, esta noche te llamaré-. Seguro que viajó a ver a su madre.¡Estoy desesperada! Otro día, otra noche y sola.

-Estaba de mamá que había sufrido un pre-infarto.

Sábado 8 de marzo

Lo pensé mucho. Voy a salir y me enfrentaré a lo que sea, no puedo seguir así. Volví a llamar a mi amiga, pero el mensaje seguía siendo el mismo. Seguro que su madre no está nada bien, de lo contrario no se habría quedado tantos días.

Son las veintitrés y escucho por segunda vez las llamadas, esta vez más apremiantes. Me pongo una campera sobre los hombros y me dirijo hacia la puerta. Dejo mi cuaderno abierto sobre la mesa por si no regreso. Se que Dora lo encontrará, ella tiene llave de casa. ¡Ayúdame Dios mío!

El silencio de las amigas, aún más nervioso, invadió la sala. Dora cerró el cuaderno y algunas lágrimas cayeron sobre la tapa, las miró y dijo:- hay algunas cosas que no me cierran, ya se lo comenté a la policía. Si Zulma salió al patio por la puerta de atrás y según sus últimas anotaciones iba a enfrentarse con lo que sea, ¿cómo es que su casa estaba totalmente cerrada? Salvo que se haya ido, no se adonde, por su propia voluntad, ¿pero entonces por qué tanto miedo? Viste Hilda, su camisón estaba sobre la cama, quiere decir que salió vestida.

– ¿Pensás que se la llevaron los extraterrestres? ¿Quién era ese ser que vio Zulma?

– No se que pensar, estoy aturdida. Sólo quiero que aparezca sana y salva. Voy a ir otra vez a la Comisaría para ver si tienen alguna noticia.

Hilda se ofreció a acompañarla. Una a una las mujeres se fueron y la sala quedó vacía.

A la mañana siguiente, bien temprano, Dora y Hilda se encontraron en la esquina y fueron a la policía. Salieron furiosas. La policía tenía otros casos más urgentes y “lo más probable es que la señora ande perdida por las calles, a esa edad son muy comunes estos casos”.

Tres días después, a la noche, Dora vio luz en la casa de Zulma, tomó su llave y  entró como una tromba en la casa de su amiga. Estaba mirando la tele mientras comía unas papitas.

-Zulma, ¿qué hacés?

– Estoy comiendo,¿no ves? ¿Querés papitas?

– Todo el barrio te está buscando..¡Dónde estuviste!

– En mi casa, donde querés que esté.

Dora miró a su amiga con cierta tristeza, se sentó a su lado y como a una niña trató de explicarle que hacía días que no la encontraba en su casa, que había leído su diario y al saber que un niño la tomó de la mano y la llevó hasta el ovni que estaba en el patio, creyó que se la había llevado a otro planeta.

-Sí-, dijo Zulma con una sonrisa. -Me llevó a su planeta, todos eran iguales a él, viste, chiquitos, de cabeza grande. Me llevaron a una sala y otros vestidos con batas blancas me hicieron un reconocimiento médico. Un pavote dijo: “es muy vieja, llévenla” Y aquí estoy. El lugar era bellísimo y sentía una paz inexplicable. Pero eso fue un rato, unas horas nada más.

-Zulma, Zulma, hace días que todos te buscamos, ahora hasta la policía, no fue un rato.

– ¡No voy a saber yo cuánto tiempo estuve fuera de mi casa!

La discusión continuó y cuando ya estaba tomando un giro rabioso golpearon la puerta. Las mujeres callaron y miraron la puerta trasera, pero no, golpeaban la del frente, y por entre las cortinas se alcanzaban a divisar luces de colores. Se miraron y sin hacer ruido se acercaron a la ventana. Las luces eran las de un patrullero. Se largaron a reir y dejaron que las carcajadas aliviaran sus miedos apretados.

6 Respuestas

  1. Me hace muy feliz tu comentario Daniel, gracias. La aprobación de los compañeros es lo mejor que te puede pasar. Este taller me parece fantástico porque podemos intercambiar opiniones, corregirnos, hacer aportes. ¿No te parece? Bendiciones.

  2. Daniel Galeano dice:

    muy bien contado , mantiene una intriga .y si el giro del final es para aplauso .

  3. Gracias Melisa por tu comentario. Un placer que te haya gustado. Todo lo que quieras aportar, bienvenido.Chaly

  4. Melisa Alexandra dice:

    Muy lindo cuento, Zulma. Me pareció muy real el personaje que lleva tu nombre y lo diferente que la describís una vez que enfrentó sus miedos. También estuvo bueno el entrecruzamiento de textos.
    Por ahí la puntuación requiere de algunos retoques, como para terminar de pulirlo.

  5. Gracias Viviana por tu comentario. Para mí es muy importante que te haya gustado. Me dio trabajo, corregí y corregí, también el final. Estos comentarios nos ayudan a continuar en esto que tanto nos gusta, escribir. Chaly

  6. Viviana dice:

    Me gustó el giro del cuento. Buen final.

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