LA SILLA

Es un día cianótico y frío, como la piel de la muerta.
La habitación está impecable. Si algún día decidiera suicidarme, ese día no tendería la cama.
El cadáver péndula aún. No se resigna a la quietud de los muertos.
Siempre pensé que lo malo de morir es no saber cómo reaccionarían mis deudos. Si festejarían, si llorarían con sinceridad o para que los vean, si mi muerte les resultaría indiferente, si ellos serían la causa.
Quizás, a esta mujer le fue otorgado un instante más después de morir y ese movimiento oscilante no sea otra cosa que un retorcerse de bronca al escuchar las risas tenues que traspasan las paredes.
En el comedor, el Barón b. suda rencores sobre la bandeja de plata. “Pobrecita”, me dijo el viudo cuando me vio mirar la botella. “Hoy hubiésemos festejado sus setenta años”, agregó. Sus lágrimas no alcanzaban a enturbiar el brillo desafiante de su mirada. Apuesto que mi abrupta llegada interrumpió el brindis.
Me detengo frente al cadáver.
–¿Me traerías una silla? –le digo a Iván, el huérfano.
Las miradas cruzadas entre él y su padre aclaran mis dudas. Los dos salen de la habitación. El resto de la familia, Adela y Marta, siguen en el comedor.
Iván me entrega la silla, contagiada de un movimiento parkinsoniano adquirido por el huérfano en lo que tardó en ir a buscarla. Me paro sobre ella, mis hombros quedan justo a la altura de la coronilla de la muerta. Cada vez tengo menos dudas. Iván va y viene del dormitorio.
–¿Estás seguro que no sacaron nada de aquí? –le pregunto. Me siento en la silla que aparté un poco del lado de la muerta y se la señalo con la levedad de una mueca de truco.
–No, no tocamos nada, ¿porqué? –me dice mientras me ofrece bombones de licor en una bandeja de plata contagiada también de su paroxismo. –Son todos iguales –me aclara al verme indecisa.
–Por nada –le digo–, me imagino lo que debió de sufrir tratando de llegar al lazo.
Antes de que se cierre la puerta con Iván del otro lado, alcanzo a oír a su padre: “¿Qué te preguntó? me parece que sospecha algo ¿Quién fue el que sacó la silla”.
Mi duda se prolonga más allá de la elección de los bombones. ¿Tiene sentido que caratule la causa como muerte dudosa?
Mientras el chocolate se derrite en mi boca dejando escapar su frenético corazón alcohólico, me imagino a la vieja saltando una y otra vez hasta acertar la cabeza en el hueco de la soga o adquiriendo de repente la facultad de levitar.
Y sí… es obvio que la vieja no pudo colgarse sola, sin subirse a una silla o sin la “ayuda” de algún familiar.
Pero si pienso en hacer justicia, porque de eso se trata, tenía bien merecido terminar así, vieja de mierda. Aunque sus familiares también merecen pagar por lo que supongo que han hecho, no son trigo limpio.
Yo siempre pensé que la justicia depende del punto de vista, y este es un ejemplo claro. Y como la caridad empieza por casa y sospecho que el viudo sabe que yo me estoy dando cuenta de lo que hizo, creo que lo mejor es hacerme la boluda con todo esto. Siempre es mejor que los vivos estén en deuda con una, especialmente si no son de buena calaña, los muertos ya no pagan. Además, me estuve rompiendo el culo toda la semana, lo justo para mí, es que descanse un domingo a la mañana. Ya son casi las doce y mi vieja hoy amasa ravioles, no sería justo que la deje plantada.
Ya lo decidí, esto es un suicidio.
Que en paz descanses, Mirta.

7 Respuestas

  1. Mariana Miranda dice:

    Si decidiera tender la cama, ese día me suicidaría y todos me recordarían como un cadáver pulcro… Me encantó este cuento. Y con esta sentencia confirmo lo que me trasmitió: relativismo hasta los ravioles de mamá (ésos son el absoluto).

  2. Muy bueno Cecilia. Me gustó la definición.
    Lo bueno de nuestro propio entierro, es que uno no se entera qué hijos de perra faltaron a la cita.

  3. Lia Ana Tagliabue dice:

    corregiría : “PÉNDULA” por” pendula”. El resto, muy bueno
    Lia Ana

  4. carlos dice:

    Me gustò. Tiene buen clima y buena resoluciòn, y pinta como podemos actuar los seres humanos.

  5. Elva dice:

    Muy bueno. Exacta descripción de ambiente y personajes.

  6. PEDRO dice:

    muy bueno!!! tiene una ironía sutil que me gustó mucho. El final es de Antología! te felicito

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